El arte de la psicoterapia: Más que escuchar, un trabajo de precisión y presencia

El arte de la psicoterapia: Más que escuchar, un trabajo de precisión y presencia.

 

Cuando alguien piensa en una sesión de terapia, muchas veces la imagen que le viene a la mente es la de dos personas en una habitación: una habla, la otra escucha. Y aunque es cierto que la escucha es una parte fundamental del proceso, reducir la psicoterapia a «te pagan por escuchar» es no entender la complejidad y profundidad de este trabajo.

 

 

Porque la terapia, especialmente cuando hablamos de psicoterapia del trauma, terapia sensoriomotriz y enfoques basados en el apego, no es una conversación pasiva. Es un acto de artesanía psicológica, un proceso altamente especializado que requiere presencia absoluta, precisión técnica y una inversión emocional y cognitiva constante.

 

 

Sostener la historia, sostener el cuerpo

 

Cuando una persona entra en consulta, no trae solo palabras. Trae su historia emocional, sus memorias corporales, sus heridas no cerradas y sus estrategias de supervivencia. Como terapeutas, no solo estamos escuchando lo que dice, sino también lo que su cuerpo expresa:

 

Cómo cambia su respiración cuando toca ciertos temas.

Cómo su tono de voz varía ante distintos recuerdos.

Cómo su postura y su mirada cuentan una historia silenciosa.

 

En enfoques como la terapia sensoriomotriz, trabajamos con el cuerpo como un canal de memoria. No se trata solo de lo que el paciente recuerda verbalmente, sino de cómo lo recuerda su sistema nervioso, cómo lo carga en su musculatura, en su forma de moverse o de inmovilizarse.

 

Esto significa que, mientras el paciente habla, nosotros estamos realizando una lectura profunda y continua de su sistema nervioso. Evaluamos si su respuesta es de hiperactivación, de colapso, si hay una desconexión emocional o una activación defensiva. 

 

Y, al mismo tiempo, sostenemos un espacio seguro, donde su mente y su cuerpo puedan empezar a procesar lo que antes era intolerable.

Neurociencia y precisión en cada sesión.

 

Desde la neurociencia sabemos que la terapia no es simplemente «desahogarse». Es un proceso de reestructuración neurológica, donde el terapeuta actúa como un co-regulador del sistema nerviosodel paciente. Esto implica:

 

Trabajar con el sistema límbico, la parte del cerebro encargada de la regulación emocional.

Ayudar a integrar memorias traumáticas, que en muchos casos han quedado atrapadas sin procesar en el cerebro y el cuerpo.

Facilitar nuevas conexiones neuronales, promoviendo un acceso más flexible a los recursos internos del paciente.

 

Es un trabajo que exige una atención plena y sostenida, donde cada pregunta, cada silencio, cada pequeño ajuste en nuestra respuesta puede abrir o cerrar una puerta en la historia del paciente.

 

No hay guiones predefinidos. No hay respuestas automáticas. Cada paciente es un universo, y cada sesión requiere un nivel de adaptación y ajuste fino que solo se logra con años de formación y experiencia.

El costo invisible del trabajo terapéutico

La gente suele medir el valor de un servicio por el tiempo que dura. Si una sesión tiene una duración determinada, se tiende a pensar que el costo es por ese tiempo.

Pero en realidad, lo que se paga en una sesión de terapia no es solo el tiempo en consulta. Es la presencia absoluta del terapeuta, su capacidad de sostener el proceso, su formación continua y el trabajo invisible que ocurre antes y después de la sesión.

 

¿Qué implica realmente cada sesión?

 

✔ Preparación previa: revisar notas, recordar detalles clave, planificar intervenciones.

✔ Atención plena durante la sesión: sostener, analizar, ajustar en tiempo real.

✔ Trabajo posterior: procesamiento de lo ocurrido, adaptación del enfoque, supervisión clínica si es necesario.

 

Y, sobre todo, implica un desgaste emocional y cognitivo que hace que un terapeuta no pueda atender a un número excesivo de personas al día sin afectar la calidad de su trabajo. Porque la terapia no se «automatiza».

 

Cada sesión es única, cada paciente merece ser visto y sentido de forma genuina.

Coherencia y cuidado: Sostener también al terapeuta.

 

La psicoterapia no solo exige cuidar al paciente. También exige cuidar al terapeuta.

 

Por eso, en mi trabajo y en el equipo que estoy construyendo, hay un principio que considero innegociable: un terapeuta bien cuidado, con espacios de supervisión y autocuidado, podrá sostener mejor a quienes acompaña.

 

✔ Supervisiones grupales e individuales, no solo para mejorar el trabajo clínico, sino para que cada terapeuta sepa que no está solo.

✔ Un entorno de apoyo, donde el cuidado mutuo es parte esencial del ejercicio profesional.

✔ Coherencia entre lo que enseñamos y lo que vivimos. No podemos hablar de autorregulación si nuestra propia vida está desregulada. No podemos hablar de autocuidado si trabajamos hasta el agotamiento.

 

Por eso, mi manera de trabajar no se basa en la cantidad, sino en la calidad y el mimo con el que se hace cada proceso.

Porque al final, ser terapeuta no es solo un trabajo. Es una forma de estar en el mundo.

 

Psicoterapia: Un arte de presencia y precisión

La psicoterapia no es solo una técnica. Es un arte.Un arte que combina la ciencia de la mente, la sensibilidad del cuerpo y la presencia absoluta del terapeuta en cada encuentro.

 

Porque no se trata de «escuchar y ya». Se trata de sostener lo que muchas veces es insostenible para el paciente. Se trata de darle un espacio donde su historia pueda empezar a transformarse.

 

Y eso, lejos de ser fácil o pasivo, es uno de los trabajos más delicados, profundos y exigentes que existen.

 

Si eres paciente y alguna vez te has preguntado qué hay detrás de una sesión de terapia, esta es la respuesta. No pagas por ser escuchado. Pagas por un espacio de transformación real, creado con presencia, formación y un compromiso absoluto con tu proceso.

 

Y si eres terapeuta, ojalá este texto te recuerde que lo que haces es valioso, complejo y profundamente humano.

💡 Tu trabajo no es solo escuchar. Es sostener, sentir, regular, analizar, crear. Es un arte.

 

🖋 Desde lo más profundo: de mí para ti

✍️ Lidia Sánchez, Psicóloga

Regulación emocional: guía para gestionar tus emociones con calma.

Regulación emocional: cómo gestionar tus emociones y encontrar la calma

 


Las emociones no son el enemigo, son mensajeras que nos ayudan a entendernos. La regulación emocional es clave para aprender a escuchar y gestionar lo que sentimos, transformando nuestra relación con nosotros mismos y con los demás. En este artículo, exploraremos qué es, por qué es importante y cómo puedes desarrollarla para vivir con mayor serenidad.

 


¿Qué es la regulación emocional?

La regulación emocional es la capacidad de gestionar nuestras emociones de manera consciente y saludable. No significa reprimir lo que sentimos, sino identificar, comprender y expresar nuestras emociones sin hacernos daño a nosotros mismos ni a los demás.

 

¿Por qué es importante? Porque nuestras emociones afectan nuestras relaciones, decisiones y bienestar general. Una buena regulación emocional nos permite mantener el equilibrio incluso en los momentos más difíciles, convirtiendo la tormenta en calma.

 


Señales de desregulación emocional

Cuando no podemos gestionar nuestras emociones, podemos experimentar:

  • Reacciones impulsivas: Rabia o ansiedad desproporcionadas.
  • Falta de control: Emociones que nos abruman o bloquean.
  • Relaciones dañinas: Dificultad para comunicar lo que sentimos de manera sana.

La desregulación emocional no es una falla personal, sino una señal de que nuestro sistema necesita atención y cuidado.

 


Cómo trabajar la regulación emocional: pasos esenciales

  1. Identifica tus emociones:

    • Aprende a reconocer lo que sientes con herramientas como diarios emocionales o prácticas de mindfulness.
  2. Desarrolla hábitos saludables:

    • Reduce la vulnerabilidad emocional adoptando rutinas de autocuidado, como una buena alimentación, descanso adecuado y ejercicio regular.
  3. Responde en lugar de reaccionar:

    • Usa técnicas como la respiración pausada o la técnica TIP (temperatura, ejercicio intenso y relajación muscular) para calmar tu cuerpo antes de actuar.
  4. Practica la aceptación radical:

    • Aprende a aceptar la realidad como es, sin resistencia. La aceptación te libera del sufrimiento innecesario.
  5. Fortalece tu mente sabia:

    • Desarrolla el equilibrio entre razón y emoción para tomar decisiones más conscientes y alineadas con tus valores.

Beneficios de la regulación emocional

Trabajar en la regulación emocional puede transformar tu vida. Estos son algunos de los cambios que notarás:

  • Mayor claridad mental: Tomarás decisiones más conscientes y evitarás actuar por impulsos.
  • Relaciones más saludables: Aprenderás a expresar tus emociones de forma que fortalezcan tus vínculos.
  • Bienestar general: Al gestionar tus emociones, te sentirás más ligero, equilibrado y en paz.

Conclusión: regula tus emociones para vivir mejor

Trabajar en tu regulación emocional es un acto de amor propio que transforma tu vida desde adentro. Si quieres aprender a gestionar tus emociones y fortalecer tu bienestar, este es el momento para empezar. En terapia, podemos ayudarte a construir estas habilidades y encontrar el equilibrio que buscas. ¿Te animas a dar el primer paso?

El amor sano: un lugar donde ser tú mismo

El amor sano: un lugar donde ser tú mismo

Siempre he pensado que el amor es uno de los motores más poderosos de la vida.

 

Nos conecta, nos transforma y, si es auténtico, nos hace crecer. Pero en mi experiencia como psicólogo, también he visto que el amor puede ser malentendido, incluso confundido con dinámicas que poco tienen que ver con lo que realmente significa amar.

 

Por eso, hoy quiero hablarte de cómo se ve una relación sana. Porque el amor que cuida, que respeta y que construye no es una utopía: es algo que podemos reconocer, buscar y, sobre todo, construir juntos.

 

El amor que suma, no resta

 

Una relación sana no busca que te adaptes, que te anules o que cambies para ser digno de ella. Todo lo contrario: te invita a ser tú mismo, a crecer, a explorar quién eres con libertad. Cuando estás con alguien que te ama de verdad, sientes que puedes ser tú sin miedo, que no necesitas esconder tus emociones ni justificar tus decisiones.

El amor sano es un espacio donde las diferencias no se usan como armas, sino como oportunidades para aprender. Es un amor que acepta que no siempre vamos a estar de acuerdo, pero que, incluso en el conflicto, sabe que el respeto nunca debe perderse.

 

El respeto como pilar

 

Si me preguntaran cuál es la base de cualquier relación sana, siempre respondería lo mismo: el respeto.

Respetar no es solo tratar bien a la otra persona; es valorarla como un ser humano completo, con sus sueños, sus límites y sus emociones.

 

El respeto es lo que marca la diferencia entre un desacuerdo y una agresión, entre un mal día y un patrón dañino.

Cuando hay respeto, se abren las puertas al cuidado mutuo. Si te duele, a mí también me importa. Si algo es importante para ti, quiero escucharlo.

 

Porque en el amor sano, ambos queremos el bienestar del otro sin perder de vista el nuestro propio.

 

Libertad para elegirnos cada día

En una relación sana, no hay lugar para el control ni la manipulación.

Cada uno elige al otro cada día, desde la libertad y no desde el miedo o la obligación. Ese amor que te deja ser, que no te corta las alas, es el que tiene la capacidad de construir algo sólido.

 

El control puede disfrazarse de mil maneras: “Te llamo porque me preocupo”, “Quiero saber dónde estás porque te quiero”.

 

Pero cuando el amor se convierte en una jaula, por más adornada que esté, deja de ser amor. El amor sano es ese lugar donde puedes volar sabiendo que tienes un refugio donde regresar.

 

¿Cómo reconocerlo?

A veces me preguntan cómo saber si una relación es sana. No hay fórmulas mágicas, pero siempre vuelvo a esta idea: una relación sana te hace sentir en paz. No significa que todo sea perfecto, pero sí que, en los momentos difíciles, ambos estén dispuestos a construir juntos desde el respeto, la empatía y la escucha.

 

Si estás en una relación que te da miedo, que te apaga o que te hace dudar de tu valor, quiero decirte algo: eso no es amor.

 

Amar no es sacrificarse hasta desaparecer; es compartir, crecer y caminar juntos, sin dejar de ser tú mismo.

 

El amor como elección

El amor sano no es una casualidad, es una elección que hacemos día a día. Elegimos hablar en lugar de callar, cuidar en lugar de herir, y construir en lugar de destruir. Es una decisión mutua de cuidarnos y respetarnos, incluso cuando las cosas no son fáciles.

 

Porque al final, el amor sano es eso: un lugar donde puedes ser tú mismo, sin miedo, sabiendo que la persona a tu lado no solo te acompaña, sino que te impulsa a ser la mejor versión de ti.

 

 

¿Y tú? ¿Qué tipo de amor estás construyendo?

Sanar el trauma emocional: claves para entenderlo y superarlo

El trauma: entenderlo para sanarlo, un mensaje desde mi consulta en Psiconsalud

En Psiconsalud, he tenido la oportunidad de acompañar a muchas personas que buscan sanar heridas emocionales. A menudo, esas heridas provienen de lo que llamamos trauma, un término que puede sonar complejo o lejano, pero que en realidad está mucho más presente en nuestras vidas de lo que solemos imaginar. Mi objetivo con este texto es ayudarte a entender qué es el trauma, cómo nos afecta y cómo podemos sanarlo, utilizando un lenguaje sencillo y accesible. En Psiconsalud, acompañamos a quienes desean sanar el trauma emocional para recuperar el bienestar y superar heridas profundas.

 

¿Qué es el trauma?

El trauma no es solo lo que te pasó, sino cómo eso te hizo sentir. Muchas personas piensan que el trauma está relacionado únicamente con eventos graves, como un accidente o el maltrato. Pero, en realidad, el trauma también puede nacer de situaciones menos visibles, como sentirse ignorado, desamparado o no escuchado en momentos importantes de tu vida.

Para explicarlo de forma simple: el trauma es como una herida invisible que queda en nuestras emociones, en nuestros pensamientos y, muchas veces, también en nuestro cuerpo. Esas heridas pueden hacernos sentir inseguros, ansiosos o desconfiados, incluso sin saber por qué.

 

 

Una pregunta para reflexionar:

  • ¿Hay algo en tu vida que te hace reaccionar de forma intensa, aunque no entiendas exactamente el motivo?
  • ¿Cómo afecta el trauma nuestra vida?

Imagina que tu cuerpo y tu mente son como un equipo que siempre trabaja junto. Cuando algo nos impacta profundamente, ese equipo puede quedar “desajustado”. Esto puede manifestarse de muchas maneras: tal vez sientes que te cuesta relajarte, que eres muy sensible a ciertas situaciones, o que evitas cosas que antes no te daban miedo. Incluso podrías notar dolores físicos que no parecen tener una causa clara.

 

Como decía el experto Bessel van der Kolk: “El trauma no es algo que nos pasa, es algo que queda atrapado dentro de nosotros”. Esto significa que las experiencias difíciles pueden quedarse en nuestra memoria y afectar cómo nos sentimos y reaccionamos en el presente.

 

Otra pregunta para ti:

 

¿Hay momentos en los que te sientes atrapado en emociones que parecen más fuertes de lo que deberían?

 

El papel de nuestras relaciones

 

Una de las cosas que más me impacta en mi trabajo es ver cómo nuestras relaciones, especialmente las de la infancia, influyen en cómo enfrentamos el trauma. Cuando somos pequeños, necesitamos sentirnos seguros y protegidos por quienes nos cuidan. Pero si esos vínculos no son sólidos, o si vivimos momentos difíciles sin apoyo, nuestro mundo emocional puede tambalearse.

 

Sin embargo, hay algo esperanzador: el mismo tipo de conexión humana que puede lastimarnos, también puede sanarnos. En terapia, trabajamos para reconstruir esa sensación de seguridad que tal vez no estuvo presente en el pasado.

 

Un ejercicio que puedes intentar:

 

Piensa en alguien que te haga sentir apoyado y comprendido. ¿Qué diferencia sientes cuando hablas con esa persona?

 

Cómo abordamos el trauma en Psiconsalud

 

 

En mi consulta, me esfuerzo por ofrecer un espacio cálido, donde puedas sentirte en confianza para explorar lo que necesitas sanar. No importa si nunca has hecho terapia o si no sabes cómo poner en palabras lo que sientes; mi trabajo es acompañarte en ese proceso.

 

¿Cómo sanar el trauma emocional con terapia?

 

Estos son algunos de los métodos que utilizo para ayudar a mis pacientes:

 

Terapia basada en relaciones: Trabajamos en mejorar tu relación contigo mismo y con los demás.

•EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares): Ayuda a procesar recuerdos dolorosos de manera más llevadera.

•Psicoterapia sensoriomotriz: Enfocada en cómo el cuerpo guarda las experiencias difíciles y cómo liberar esa carga.

 

Un mensaje de esperanza

El trauma no tiene por qué definirte. Aunque lo que viviste pudo ser difícil, quiero que sepas que siempre es posible encontrar una forma de sanar. Sanar no significa olvidar, sino aprender a vivir con lo que ocurrió desde un lugar de paz y fortaleza.

 

Como dice una frase que me inspira mucho: “Cuando reconoces tu herida, también empiezas a reconocer tu capacidad para sanarla”.

 
¿Te animas a empezar este camino?
Estoy aquí para escucharte y acompañarte. Escríbeme o agenda una consulta. En Psiconsalud, creemos que tu historia importa, y que juntos podemos escribir un nuevo capítulo lleno de posibilidades.